Cuerpo alma y espíritu
Este texto en 1 Tesalonicenses 5:23: Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta la venida de nuestro señor Jesucristo; hace referencia a la segunda venida de Cristo, la parusía; y la triple división bíblica del hombre: cuerpo, alma y espíritu.
El alma es la perfección del cuerpo y el espíritu es la substancia divina, de aquí la diferencia entre virtudes y dones espirituales y la diferencia entre el amor del alma y el amor del espíritu (Ágape, Amor de Caridad). No hay que confundir la triple división bíblica: cuerpo, alma y espíritu; con la división griega del alma: razón, pasión y deseo.
Cuando hablamos del espíritu hablamos del amor como amistad no como una concuspicencia, es hablar de la naturaleza humana, del hombre adulto e integro. Esto nos llama a no actuar por miedo o codicia sino como verdaderos amigos de Dios. Cuando hablamos de alma hablamos de las facultades de la imaginación y la fantasía, pero el hombre como tal requiere de las facultades propias del espíritu: intuición, inspiración, creatividad y empatía. Vivimos en tiempos donde se exacerba la fantasía del éxito y el poder y poco o nada las facultades de la creavidad y la empatía. Actuamos sobre las facultades del alma y poco sobre las del espíritu.
Vivimos una crisis de creatividad es la critica que se escucha con asiduidad, pero la creatividad exige riesgos, no se puede ser creativo y no ser una amenaza para los que quieren vivir en un mundo estatico y sin cambios. Ser personas creativas, empaticas e intuitivas significa ser personas espirituales. Hablar de espiritualidad es hablar de estas facultades, lo demas es superficialidad. Ser hombres racionales implica estar sujeto a la razon y la fantasia de nuestro ego y negar sistematicamente todo lo que no nos gusta. Como si la fantasia fuera mas fuerte que la realidad que nos rodea. Ser hombres naturales en cambio es considerar locura y necedad todo lo que nos hace excelentes, mejores personas y amigos de Dios. Seguimos lo divino, nuestras propias excelencias o vivimos esclavos de nuestros propios errores. Elegimos.