La espiritualidad consiste en vivir los dones espirituales, la vida bienaventurada. Los dones son magnificencias y excelencias de lo divino, son las virtudes máximas del hombre. El concepto de espíritu aparece por primera vez en la Biblia, Libro de Génesis sobre la creación, y mas precisamente en los evangelios de Jesús. En los evangelios no hay mención sobre el alma, es recién el Apóstol Pablo en sus carta que menciona la triple división del hombre en: cuerpo, alma y espíritu. La espiritualidad se resume en una enseñanza de Cristo: "Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto", Mateo 5:48. 
La filosofía griega, con Aristóteles y Platón estudian la moral, es decir el "alma". Los estudios de la filosofía griega se centran en el estudio de un estado intermedio entre el bien y el mal. Las virtudes del alma no son dones, por ejemplo la justicia es una virtud central del alma, pero la justicia no es una perfección, un don, porque la equidad completa la justicia. Los dones son completos, es decir no pueden ser superados ni mejorados, por ejemplo: la misericordia, la perseverancia, la paz, la concordia son dones o virtudes perfectas.
La comprensión de la espiritualidad necesita del pensamiento progresivo, el desarrollo del pensamiento desde lo sencillo hasta lo complejo. Solamente cuando comprendemos la substancia divina, el espíritu, es cuando comprendemos el fenómeno de la progresividad, los dones son progresivos, de allí la afirmación en la epístola a los efesios:

"Renuevense en el espíritu de vuestra mente", Efesios 4:23

Recibir un nuevo espíritu es el resultado del crecimiento, de la mejora, del hombre. La naturaleza del huevo es la gallina, la naturaleza del gusano es la mariposa, la naturaleza del hombre es la conformidad a Dios. Esta conformidad requiere de un nuevo nacimiento. Todas las parábolas de Jesús sobre el espíritu se refieren a la progresividad, la mejora, el crecimiento.
La espiritualidad es edificante, expansiva,progresiva, evolutiva, benévola, justa; rechaza el error y la falsedad. Dios otorga la inmortalidad, la vida eterna, la sabiduría a los que buscan la excelencia dentro y fuera de si mismos (Carta a los Romanos 2:7, Libro de Sabiduría 8:17), a los que buscan lo correcto y lo mejor. Los que así obran reciben el nuevo nacimiento, el nacimiento del espíritu: "lo que nace de la carne es carne y lo que nace del espíritu es espíritu", Juan 3:6 para concluir: "Nadie puede ver el Reino de Dios si antes no renace de lo alto", Juan 3:3