Jesús sintetiza la parábola del banquete nupcial en Marcos 22:1-14 y Lucas 14:16-24, con la enseñanza: "Muchos son los llamados pero pocos son escogidos". El Reino de Dios es una elección, todos somos llamados a la alegría del Reino, pero pocos entran. El Reino de Dios es el dominio, imperio, gobierno de las perfecciones de Dios: el imperio de la sabiduría, el dominio de la vida eterna; dicho de otra manera el gobierno de los dones, de las virtudes éticas del hombre. El Reino de Dios es una doctrina ética, todos somos llamados a vivir éticamente, es decir a vivir los dones y a participar de esta alegría, de esta boda.
La parábola enseñada por Jesús se refiere a como los hombres eligen, la parábola nos dice que un rey celebra la boda de su hijo y que manda a sus servidores a avisar a los invitados, pero que estos se niegan a ir. El rey es Dios y el hijo es su sabiduría, recordemos que en la doctrina del reino de Dios Jesús personifica la palabra de Dios: "yo soy el pan de vida" Juan 6:35; ¿quienes son los que se niegan a ir a la fiesta del rey?.
Los que van en contra del sentido común, los que practican el error. Esta es una clara referencia al hombre natural, al hombre que vive según los designios de la carne.
Luego el rey manda destruir la ciudad y manda llamar a los cruces de los caminos a todos los que encuentren: la sala nupcial se llena de convidados. Luego a la fiesta llega uno mal vestido, el cual es rechazado por el rey. Este personaje en la parábola es la persona que acepta la palabra de Dios, es decir el conocimiento de los medios correctos para vivir, pero carece de constancia en la práctica, esto es una alución al hombre racional, al hombre almático, la persona tibia, que se debate entre el bien y el mal:"Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?. El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: "Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera a las tinieblas" Juan 22:12
Los elegidos son aquellos que aceptan ir a la fiesta pero están bien vestidos, son las personas preparadas para el reino de Dios, los hombres espirituales, los que aceptan la palabra, la retienen y la practican con constancia.
La parábola del banquete nupcial es una ampliación, una continuación de las parábolas del sembrador y la parábola del buen samaritano, estas parábolas se refieren fundamentalmente a las tipologias humanas (hombre natural, racional y espiritual) y a los modos de elegir (vivimos según la carne o vivimos según el espíritu).