Dios ayuda a los que se ayudan. Benjamín Franklin

La autoayuda es un proceso complejo, consiste en desarrollar nuestro potencial, nuestras excelencias y dones espirituales estableciendonos metas y objetivos logrables y medibles en el tiempo. Es decir ponernos por ejemplo una meta sencilla, pero esta meta tiene que tener un plazo, un cuando.
Asi estableciendonos un proceso de pequeñas metas en el tiempo, es que podemos evaluar nuestro progreso. Este progreso ademas implica que cada accion deve ser evaluada en el sentido de cuando se actuo correctamente y cuando no, es decir evaluando cada accion sabiamente. Recordemos que vivimos en un universo etico es decir en un universo regido por leyes eticas, donde las acciones correctas son premiadas y las erroneas castigadas.
Aqui es donde podemos poner un punto de cambio, es decir podemos aceptar que todo proceso de mejora es descubrir nuestras propias excelencias y aceptar vivir con lo que en definitiva somos, o podemos ir mas alla, ir hacia los limites de lo humano y lo divino, hacia lo mistico.
Lo divino actua. Tenemos que conocer nuestro inconciente; el inconciente aloja pulsiones que son dificiles de analizar por la parte racional, en el se alojan nuestras experiencias infantiles que solemos repetir en la vida adulta. Es imperioso trabajar nuestro inconciente que ademas en muchos casos actua como una sombra, es decir un conjunto de aspectos negativos no asumidos y conflictos inconcientes ocultos y profundos. Comprender, aceptar y superar nuestros aspectos negativos para transformarnos. Sobre esta idea es la que se basa la Gnosis o arrepentimiento de corazon, hacer conciente nuestros conflictos inconcientes mas profundos y es aqui donde el conocimiento de lo divino actua. Dios recompensa nuestras acciones correctas transformandonos y otorgandonos su esencia: la Sabiduria.
Y la base de este autoconomiento es un proceso de mejora. La Gnosis o autoconocimiento, es decir la accion de lo divino, completa y perfecciona todo proceso de autoayuda. Es asi que surge el hombre nuevo, renovado y libre. El hombre feliz de corazon y en comunion con Dios.