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El Don de la Perseverancia

El don de la perseverancia El don de la perseverancia

El Don de la Perseverancia acompaña y perfecciona el estado de gracia, el estado de comunión con Dios. Es el don propio de los que han nacido de nuevo, "nadie puede ver el reino de Dios si antes no renace de lo alto" Evangelio de Juan 3:3, de los que han nacido no de la carne sino del espíritu (Gnosis).
La contemplación o vida eterna (esto es la vida eterna que te conozcan a ti unico Dios verdadero, Juan 17:3) y la seguridad en Dios acompañan la Perseverancia y son dones asociados a los frutos del espíritu, con la semejanza perfecta o imagen a Dios. Este don una vez recibido "nunca se pierde", la perseverancia perfecciona toda sabiduría divina, es el don que nos une al amor de Dios (Agape), por eso se habla de perseverancia final de los santos.
La Perseverancia es una virtud perfecta, un don asociado al gozo y a la felicidad de corazón. La Perseverancia es la determinación diaria de obrar el bien evitando el mal y tiene como cualidad distintiva la resistencia al dolor incluso cuando es prolongado, esta característica es lo que diferencia a la perseverancia del mejoramiento continuo y la virtud de la fortaleza.
Para la realización de ciertas tareas que son extraordinarias y que poseen una dificultad muy marcada se requiere de ciertas cualidades para su cumplimiento, la perseverancia esta asociada a estas cualidades necesarias: resistencia, determinación, constancia, ausencia de miedo.
La Perseverancia es el Don que nos permite superar las dificultades mas extraordinarias y difíciles que la vida nos plantea. A través de este Don extraordinario manifestamos el Reino de Dios, y llevamos a su plena realización la Ley de Dios y todas las Bienaventuranzas y promesas divinas, es decir el Plan de Dios entre los hombres, en esto consiste la salvación. Recordemos la frase: "Sean Perfectos como el Padre es perfecto" Mateo 5, es decir sean sabios como el padre es sabio, sean perseverantes como el padre es perseverante.
El hombre perseverante es por esto un hombre poco habitual y excelente. Estamos llamados a la excelencia, a la vida sensata, bella y feliz como nos plantea también Aristóteles.

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