El significado del hombre como ser espiritual: pecamos o vivimos rectamente
Entre las frases de Tomás de Aquino, esta sintetiza una idea muy importante en su libro Suma Teológica: "pecamos o vivimos rectamente". El hombre como ser espiritual, como criatura de Dios, tiene que hacer una eleccion básica.
En la Biblia hay afirmaciones similares: "Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciara a uno y amara al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas" Mateo 6:24; "porque la paga del pecado es la muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna", Romanos 6:23; "porque los que son de la carne piensan en cosas de la carne, pero los que son del espíritu, en las cosas del espíritu" Romanos 8:5
Tenemos que elegir entre dos estilos de vida: la Vida Recta o Bienaventurada; y su opuesto la Vida Malaventurada. El evangelio de Lucas en el sermón del monte nos habla de 4 bendiciones: Lucas 6:20-23 y 4 maldiciones Lucas 6:24-26, estas ultimas constituyen la falsa felicidad. De aquí la diferencia entre los fines últimos de la vida: los frutos del espíritu (Gálatas 5:22-23) y las obras de la carne (Gálatas 5:19-21).
Básicamente hay dos discernimientos, uno inclinado hacia el bien y otro hacia el mal. La vida recta o una vida llena de pecados, este es el mensaje de Tomas, padre de la escolástica. La vida recta es actuar siempre por principios éticos, es decir actuar según la regla de oro y la regla de plata, es la búsqueda permanente por la excelencia, es buscar lo correcto y lo mejor.
Cuando somos Malaventurados, la vida se rige por los siete pecados capitales: gula, envidia, soberbia, ira, avaricia, lujuria, pereza. El origen de la vida Malaventurada es el excesivo interés por los asuntos personales, la felicidad a cualquier costo. Su base es el egoísmo, que se coloca sobre toda normativa ética.
El origen de la vida Bienaventurada en cambio es el deseo del bien, que es deseo de mejoramiento, deseo de perfeccionamiento, es el gusto por la sabiduría. A través de este deseo desarrollamos una mentalidad progresiva que nos permite evolucionar y desarrollar un mayor nivel de perfección espiritual. El deseo del bien es el origen de numerosas habilidades como por ejemplo la escucha y el ojo de la mente: el tercer ojo. A través de este deseo nos desarrollamos plenamente como personas.
La ley del retorno, que es una ley de balance, actúa sobre los dos estilos de vida, asegurando bendiciones para los bienaventurados y maldiciones para los malaventurados.