El significado y la expicación de los frutos del espíritu en la biblia, se pueden ver de dos maneras: como los fines últimos de la vida, es decir hacia donde dirigimos nuestra vida, hacia donde va la intención de nuestro obrar, los frutos son: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio. Los frutos del espíritu son los fines, los objetivos últimos de la vida recta: "haz por los demás lo que te gustaría que hicieran por ti", Mateo 7:12 . Vivimos según la carne o vivimos según el espirtu.
También podemos ver los frutos del espíritu como una descripción del carácter de Dios. El carácter de Dios nos relaciona con el concepto de imagen. La Biblia nos dice: "Hagamos al Hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza..." Genesis 1:26, como nos señala Tomas de Aquino en el Suma de Teología el hombre esta hecho "a imagen", "a semejanza" es decir en el hombre hay una cierta semejanza e imagen a Dios como lo blancuzco a lo blanco.
Imagen significa semejanza perfecta, ser plena imagen de Dios significa poseer todos los rasgos del carácter descriptos por los frutos del espíritu, la santidad es ser imagen de Dios. ¿Y que es la semejanza? es la conformidad o la concordancia en la esencia.
Veamos esto: tenemos dos conceptos en metafísica que son substancia y esencia. La substancia es aquello de lo que se predica, ejemplos: la substancia de Dios es la sabiduría por que hablar de la sabiduría es hablar de Dios, la substancia del hombre es la persona.
Esencia es la característica principal o distintiva de algo, ejemplo: la esencia de Dios es la Sabiduría, la esencia del hombre es la razón, el hombre se define como animal racional. La vida espiritual nace de esta diferencia entre la razón y la sabiduría. Si esta diferencia no existiera la espiritualidad seria algo innato y trivial, no necesitaría ser enseñada, como se da en el caso de los Ángeles, ya que ellos son creados por Dios en el mismo estado de gracia.
Ser semejante a Dios significa compartir su esencia, su sabiduría y eso lo alcanzamos superando el amor natural del alma que es propio de la razón, es decir recibiendo el Amor espiritual, Ágape o Amor al bien. La vida recta es el camino hacia la plena semejanza. La rectitud, o Don de la rectitud, se define como la Regla de Oro: "haz por los demás lo que te gustaría que hicieran por ti".
La imagen se alcanza perfeccionando la semejanza, a través de la perseverancia y la actividad contemplativa perfeccionamos nuestra semejanza a Dios recibiendo paulatinamente los rasgos del espíritu.